EDITORIAL DEL DIARIO EL LIBERAL POR EL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA
Sunday, July 10th, 2016Independencia y Nación
POR LIC. GUSTAVO ICK - DIRECTOR EDITORIAL
El Bicentenario de la Independencia de nuestro país plantea como una necesidad inapelable, un doble ejercicio: el de reconocer los logros obtenidos desde aquel 9 de Julio de 1816, y el de reflexionar acerca de las deudas que aún persisten en la construcción de una nación autónoma y soberana. Luego implica la oportunidad de tomar la decisión de proponernos alcanzar las metas no cumplidas.
En el primer caso, es justo celebrar los esfuerzos y rescatar las acciones que contribuyeron al primer grito de independencia, celebrar la decisión de nuestros próceres, su renunciamiento y entrega de-sinteresada en momentos en los que la enormidad del objetivo anhelado no dejaba espacio para cuestiones personales ante la dura realidad de que todo estaba por hacerse.
Luego, avanzada ya la historia y más cerca de nuestros días, hay que destacar la recuperación de la democracia y el espacio que las provincias fueron ganando en el contexto nacional, como valores que precisamos continuar cultivando.
Nuestro ejercicio se torna más crítico cuando comenzamos a considerar la tarea que falta concretar. Aquí habría que preguntarse por la madurez de la democracia que vivimos, por el nivel de la institucionalidad del país, por la fortaleza de nuestra identidad como pueblo, por la condición de nuestra ciudadanía.
No caben dudas de que enfrentamos desafíos que el común de los argentinos prefiere no afrontar, quizás porque nos hemos acostumbrado a lo urgente y al individualismo. Nos es muy difícil pensarnos como comunidad. Nos resulta prácticamente imposible planear y proyectar a largo plazo.
Hemos caído en la creencia de que es el otro el que debe hacer y, sumergidos en esa especie de paciente comodidad, hemos abandonado los ideales de los hombres de 1816, los declamamos, pero no los concretamos.
Nuestras principales deudas nacen aparentemente de estas características. Es la conducta que gobierna nuestro presente y compromete el futuro ante cualquier intento de construcción de nación, de institucionalidad. El reto es robustecer nuestra cultura cívica y política como premisa fundamental para cambiar el rumbo, pero el reto es también transformar la lógica con la que hoy se analiza nuestra historia como República: revisar el pasado sirve para no cometer los mismos errores, pero es teniendo en claro el objetivo, como se progresa; debemos tener en claro el futuro deseado para entender cómo debemos comportarnos en el presente, qué tenemos que mejorar, qué hay que desterrar y cuál es el mejor camino posible por donde se viaja a aquel deseo de Nación. Es la lógica del que va a construir sobre seguro.
Este Bicentenario llega en un presente en el que pareciera que se vislumbra ese objetivo de Nación, sabemos por lo que hemos pasado y comprendemos que falta mucho para plasmar ese porvenir de independencia, justicia y prosperidad; falta entonces una decisión. La firme determinación para ponernos a trabajar en la conquista de los valores que implican ser un país en serio, con equilibrio puertas adentro y en buena relación con el mundo.
Se logra con el esfuerzo diario de manejarnos en todos los órdenes apegados a la ley y las normas sociales que marcan la convivencia. Apostando a la educación y fomentando la cultura del trabajo honrado y productivo. Desde el político hasta el estudiante. Desde la juventud a la adultez.
La decisión de emprender o de retomar el camino, siempre implica un sentido de nueva oportunidad. Y la novedad es siempre una esperanza. Por ello estoy convencido de que el trabajo que nos espera debe enfrentarse con fe y con optimismo. Hemos aprendido que la división no permite avanzar, es tiempo de armar comunidad, equipos, diversidad de voces unidas por compartir las mismas metas. Sólo así, con seriedad e inteligencia, será posible completar, engrandecer y mantener en el tiempo, la independencia que inauguraron los hombres y las mujeres de 1816.